miércoles, 27 de marzo de 2013

El cuento de nunca ganar


Bien podría titularse así el cuento de la actual temporada del Rayo B. Desde principios de noviembre, que se dice pronto, lleva el filial sin ganar en casa. Desde aquel partido sólo ha vuelto a ganar una vez, y lo hizo como visitante en Luanco. En definitiva, dos partidos ganados de los últimos 19 disputados.

Una  racha nefasta en cuanto a números, que ha situado al filial como peor equipo del Grupo I en lo que llevamos de segunda vuelta. Digo nefasta, porque en cuanto a juego bien podría haber conseguido algún punto más, de haber sido justo el fútbol con los chicos de Jimeno.
                             
Foto: Ana Torrijos

Cúmulo de circunstancias

Para aquella persona que no siga la trayectoria del filial franjirrojo, lo más fácil sería pensar que no se está haciendo nada de nada. Pero la situación es bastante atípica.

Después de dos años en la categoría de Bronce del fútbol español, en los que todo salió a pedir de boca (incluso se llegó a coquetear con los puestos de Play Off a 2ª División), esta temporada la situación ha dado un giro de 180º.

Se está trabajando muchísimo desde el cuerpo técnico hasta los jugadores, pasando por Manolo, el delegado de campo del Rayo B, pero las cosas no salen bien ni por activa ni por pasiva.

Una temporada en la que se están dando situaciones de lo más variopintas. Por ejemplo,  las expulsiones (16), de las cuales algunas han sido justas, aunque bien es cierto que ha habido otras muy rigurosas que han dejado al filial en inferioridad en partidos clave.


Foto: Ana Torrijos


No es una excusa, ya que muchos puntos han volado por imprecisiones del equipo. Partidos como el del Leganés en casa, que se ganaba por 2-0 y que terminó en empate,  o más recientemente el partido disputado el pasado domingo en Salamanca. Cuando estaba todo a favor, con 1-2 en el marcador y desarrollando mejor juego y más ocasiones que el rival, llegó una imprecisión en defensa que costó el empate final. Puede que sea falta de atención en los minutos finales o exceso de confianza, pero lo que está claro es que hay que corregirlo.

La falta de gol es otra de las circunstancias que está pasando factura al filial. En 30 partidos jugados 31 goles a favor, siendo el quinto equipo menos goleador del Grupo I. Una falta de gol que no concuerda con la creación de ocasiones. Por ejemplo, en el partido del domingo, el filial disparó 15 veces, con un balance de 6 tiros a puerta y 9 fuera. Por lo que es más falta de puntería y determinación mezclada con una especie de ansiedad creada por la situación actual.

Una determinación que tampoco llega cuando el filial va ganando un partido. Por ejemplo, el domingo en Salamanca, con 1-2 en el marcador, se tuvieron ocasiones para “matar” el partido pero no se aprovecharon.  

Foto: Ana Torrijos


Rivales directos

Mientras el filial se sigue dejando puntos, rivales directos por la salvación como es el caso del Sanse o el Guijuelo, ganan sus partidos. Los sanseros, por ejemplo, tiraron de casta y ganaron hace dos jornadas en casa del Ourense por 0-2. El Guijuelo, por su parte, venció el domingo pasado al Coruxo en tierras gallegas por 0-1. Una victoria lograda en el descuento que les coloca en el puesto de promoción.

Es curioso ver cómo en la misma jornada el Guijuelo saca los tres puntos in extremis mientras el filial pierde dos puntos valiosísimos en los últimos compases del partido. Cómo el Sanse empata con el filial y la jornada siguiente vence haciendo buena la igualada o cómo el mismísimo CD Marino (colista) lleva 13 puntos de los últimos 18 disputados.

Sea como sea y cueste lo que cueste sólo queda agarrarse a las matemáticas y seguir trabajando en busca de cambiar la dinámica, ganar partidos y romper así el cuento de nunca ganar. Eso sí, partido a partido, no sea que nos volvamos locos.


Foto: Ana Torrijos


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