Cerocerismo
en el Nuevo Matapiñonera entre Sanse y Rayo B. Partido con pocas ocasiones y mucho juego en el centro del campo. El mal estado del césped dificultó la
práctica del fútbol. El filial dio sensación de superioridad, pero le faltó el
último pase y definir.
La primera de
las 11 finales que le quedan al Rayo B en su lucha por la permanencia, se saldó con empate a cero. Los de
Jimeno, debido a la urgencia de puntuar de tres en tres, comenzaron el partido más enchufados. Nono lo intentaba por
banda, mientras que Nana, Cuerva y Jorge Sáez luchaban por hacerse con el
control del partido. Destacar la vuelta a los terrenos de juego de Nacho Martínez, que jugó los 90 minutos y se encontró bien.
Mientras
tanto el Sanse tenía muy claro su juego: balones arriba buscando las segundas jugadas, con Ismael y Héctor como
principales actores. En éstas, el partido cayó en momentos de zozobra generalizada.
Bien es verdad que el estado del césped no era el adecuado para jugar al
fútbol, pero el miedo a perder hizo que el partido no fuera muy vistoso.
Foto: Ana Torrijos
Pocas ocasiones
Las
intervenciones de los porteros en la mañana de ayer se pueden contar con los dedos de una mano. Eladio sólo se vio
inquietado en un par de ocasiones de Rubén Ramiro y Nacho, mientras que Isma
hizo lo propio ante su tocayo Ismael y ante un ex de la franja, Iván Amaya. Por cierto, buen partido
del veterano central sansero tanto en defensa como en ataque.
Tanto al
Sanse como al Rayo B les faltó precisión
a la hora de dar el último pase. Deberán recuperar esa chispa que ayer
faltó si ambos quieren seguir jugando en la categoría de bronce del fútbol
español.
Foto: Ana Torrijos
10 finales
Con el empate
el Rayo B queda 18º, a 5 puntos de la
promoción y de la permanencia. El próximo rival será otro de los equipos
inmersos en la lucha por la salvación, el Alcalá.
Los madrileños perdieron ayer 0-1 contra el colista, el CD Marino, y se
encuentran a un solo punto del filial rayista.
El partido
será el sábado 16 a partir de las 17.00h, en la Ciudad Deportiva.
Foto: Ana Torrijos
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