El Sevilla se proclamó vencedor de la
Copa de Campeones Juvenil
tras ganar 3-2 al Celta en la final
disputada en Balaídos. De esta forma, los sevillanos revalidan el título conseguido
el año pasado y se confirman como una de las canteras más prolíficas del
panorama nacional.
Foto: rfef.es
El partido
comenzó según el guión preestablecido. El Celta dominando la posesión de la pelota
y el Sevilla esperando en su campo, bien colocado y saliendo al contragolpe. Así llegaron las primeras
ocasiones de los hispalenses, que en el minuto 12 se adelantaron en el marcador
gracias a un dudoso penalti
transformado por Pavón. A partir de este
momento, el partido se volvió muy bronco, cosa que el árbitro no supo gestionar
en algunas acciones.
El Celta
comenzó a intentarlo por el centro, pero ni la visión de juego de Yelco fue suficiente para romper la
línea defensiva sevillana. Santi Mina tuvo la ocasión más clara de los
celestes, que se marcharon al descanso perdiendo por la mínima. Un Santi Mina que no fue el de partidos
anteriores y eso lo notó mucho el Celta.
Foto: estadiodeportivo.com
A los tres
minutos de la reanudación, Carlos
puso el 0-2 en el marcador. Un jugador que siendo juvenil de primer año, ha sido uno de los más destacados en esta
Copa de Campeones, y que junto a Pavón, ha formado la dupla de atacantes
más goleadora y con más carácter del torneo.
Cuando el
partido parecía muerto, el Celta reaccionó por medio de Santi Mina, que provocó
y transformó un penalti dudoso a
falta de un cuarto de hora para el final. Los gallegos, apoyados por su público
se vinieron arriba, pero un contragolpe bien conducido por el incansable Curro, fue finalizado a la perfección
por Juanje tras romper al central
con un cambio de ritmo espectacular. Los gallegos no se vinieron abajo y
volvieron a recortar distancias en el descuento por medio de Alberto. Demasiado
tarde, la Copa ya tenía dueño.
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