martes, 8 de enero de 2013

Abebe Bikila, el primer héroe africano



            “Quería que el mundo supiera que mi país ha ganado siempre con determinación y heroísmo”. De esta forma, explicaba el etíope Abebe Bikila el oro y récord del mundo conseguido en los Juegos de Roma 60. Si algo le caracteriza es su heroísmo, ya que corrió los 42.195 metros de la maratón descalzo al no sentirse cómodo con las zapatillas Adidas (patrocinador olímpico) que le habían proporcionado.
            Abebe Bikila, que no había sido seleccionado en un principio, acudió a los Juegos del 60 como sustituto de un atleta lesionado. Este recluta del cuerpo de la Guardia Nacional fue el primer africano en conseguir una medalla de oro en unos Juegos Olímpicos, demostrando así que África estaba capacitada para ponerse a la altura de Europa. Además, debemos tener en cuenta que lo hizo en Roma, capital de la Italia fascista que en tiempos del dictador Mussolini había oprimido a su país.
            Una gesta que, sin duda, dio la vuelta al mundo y encumbró a un etíope desconocido que había comenzado su andadura como atleta un poco tarde. Cuando pertenecía a la Guardia del emperador  Haile Selassie I, vio un desfile de los atletas etíopes que habían sido partícipes en los Juegos de Melbourne 56. En sus camisetas, los atletas portaban la bandera de Etiopía, hecho lo suficientemente significativo como para convertirse en representante de su país. Así, comenzó participando en los campeonatos de las fuerzas armadas y posteriormente pasó a competir a nivel nacional venciendo, incluso, su primer maratón ante el favorito Biratu. Ya con 28 años participó en los Juegos de Roma 60.
            Sus segundas olimpiadas, Tokio 64, no fueron menos heroicas. Bikila llegaba medio convaleciente, ya que seis semanas antes de la maratón se había sometido a una operación de apendicitis, y volvió a repetir hazaña. Nuevo oro y nuevo récord del mundo le convertirían en el primer atleta en revalidar el título en la modalidad de maratón.
            Correría por última vez en los Juegos de México 68, donde se vio obligado a retirarse de la prueba, debido a una lesión de rodilla, así como por el mal de altura. Estos motivos le impidieron revalidar el título a sus 36 años. Un año después, quedó tetrapléjico al sufrir un accidente con el coche que el Gobierno le había regalado por su victoria en Tokio. Fue sometido a una operación que redujo su nivel de paraplejia, lo que le hizo seguir luchando para representar a su país, en este caso, en la disciplina de tiro con arco.
            Una hemorragia cerebral, consecuencia del accidente, le provocó la muerte en octubre de 1973. De este trágico modo, fallecía una persona ejemplar para los africanos, que demostraron todo su afecto en una ceremonia oficial a la que acudieron 75.000 personas.
            Bikila siempre será recordado por sus logros en los Juegos Olímpicos y, sobre todo, por hacer del continente africano la principal potencia en las pruebas de fondo. Un compatriota suyo, Haile Gebrselassie, lo recordaba así: “Bikila hizo que nosotros, los africanos, pensáramos «Mira, él es uno de los nuestros, si él puede hacerlo, nosotros podemos hacer lo mismo»”.
foto: Olympic.org

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